14 de juny 2011

Boys don't cry i Brandon Teena





La noche del 31 de diciembre de 1993, un par de jóvenes asesinaron a tres personas en una casa rural a las afueras del pequeño poblado de Falls City (Nebraska). Este crimen levantó protestas de las asociaciones homosexuales y una vez más evidenció el “puritanismo armado'” de muchas comunidades rurales de Estados Unidos. Más allá de la indignación, la historia de Teena Brandon fascinó por la forma en que Teena, transformada en hombre, consiguió la simpatía y la confianza de quienes después la denostarían. 

Es interesante contrastar las dos versiones fílmicas sobre el crimen de  Brandon. El filme de ficción Los muchachos no lloran de Kimberly Peirce, y el documental La historia de Teena Brandon de Susan Muska y Greta Olafsdottir. La diferencia principal entre ambas cintas radica en el punto de vista desde el que se cuenta la historia. En el documental se reconstruye la vida de Brandon desde la perspectiva de las personas que la conocieron en Lincoln, su ciudad natal, situada a 120 km de Falls City: el deslumbramiento y el posterior desprecio de la gente del pequeño poblado, las justificaciones de los policías que no detuvieron a los violadores de Teena la madrugada del 25 de diciembre y las entrevistas con los presos confesos del asesinato, John Lotter y Marvin Nissen. De esta serie de testimonios fragmentados emerge una larga justificación individual y colectiva: la población de Falls City fue engañada; la policía no podía tomar en serio las acusaciones de violación de una joven de 21 años que se hacía pasar por hombre. Brandon pagó la osadía de pertenecer a los grupos de jóvenes del lugar con una violación tumultuaria, vaginal y anal, que la devolvió brutalmente a su condición original de mujer y objeto sexual.

Mientras se ven diversas imágenes de Falls City, un pueblo típico del medio oeste norteamericano, se escucha la grabación del interrogatorio de Brandon en la estación de policía, pocas horas después de la violación. Ella no es tratada como víctima sino como culpable; el alguacil hace preguntas del tipo: ¿cómo sabía que la estaban violando si nunca había tenido relaciones sexuales? En este caso la realidad del estereotipo del policía gordo y machín supera la ficción; mientras toma una cerveza bajo su sombrero vaquero y extiende una mirada de propietario a la calle principal de Falls City, el alguacil pontifica sobre la confusión sexual de Teena. Habla de los asesinos como un par de jóvenes un tanto revoltosos, ladrones menores, pero buenos chicos. Interrogados en la cárcel, Lotter y Nissen esgrimen que fueron engañados y provocados e insisten en la doble personalidad de Teena como un atentado a lo que debe ser en la sociedad. Lotter se asume frente a la cámara como paladín de la sexualidad ``normal''.


Por su parte, la película de ficción Los muchachos no lloran se centra en la relación Teena Brandon con una joven del lugar, Lana, quien a su vez es amiga de la infancia de Lotter. Todo transcurre en un mes, desde la llegada de Brandon hasta su asesinato. Noches de fastidio en la pequeña población, donde el grupo de Lotter y Nissen se entretiene inventando juegos riesgosos para mostrar su masculinidad.

La directora Kimberly Peirce se concentra en la relación de  Brandon y Lana. Cómo el chico consigue el amor de una de las jóvenes más codiciadas de la comunidad y cómo, cuando Lana se da cuenta de que él es ella, no le importa y trata de protegerla.

En las dos versiones fílmicas las directoras y coguionistas entrevistaron a la población de Falls City, a Lana, la novia por la que se queda en el poblado, y a los asesinos. Ambas obras, sin proponérselo, resultan complementarias. El documental fue filmado en su mayor parte de día; la historia de ficción, de noche. El documental deriva en una acusación tácita a la sociedad. La ficción, en una historia de amor en contra de todo y de todos.


4 comentaris:

Diana ha dit...

Jo he vist la pelicula. Esta molt ben feta tanmateix el final es prou cruel encara sabent que els assasins estaven malalts mentalment. En general m'ha agradat molt.

=) ha dit...

jo pense que la pel·licula esta bé pero tambè pense que les xiques sempre nos tenim que desnudar entera i es molt injust perqué tambe el homes es poden desnudar enters pero no volen i dons els sempre volen que nosaltren nos desnudem enteres per a que els tengan mes plaer!

Doña Rogelia ha dit...

Doña Rogelia ha dit...
He vuelto a ver la película después de leer tu entrada. La vi cuando la estrenaron y me gustó mucho. Ahora creo que me ha impresionado aún más. He sentido toda la crudeza de la violación, del interrogatorio, la complicidad de la madre de Lana y del asesinato. Muy duro, como dice Diana.

Me gustaría encontrar el documental, aunque también debe ser muy fuerte. A pesar de ello, sigo pensando que Brandon Teena merece ser recordada.

PD: Puede que te interese esta entrevista a Lucas Platero: http://www.noticiasdenavarra.com/2011/06/15/sociedad/navarra/debemos-desmantelar-la-idea-de-que-la-transexualidad-es-una-enfermedad

Rosa Sanchis ha dit...

Gracias Rogelia, siempre nos aportas mucho!

Aquí se puede ver el documental en inglés:
http://www.youtube.com/watch?v=WGt21bCOvVM